En la vida de las empresas también se producen los ciclos, que aunque generalmente están muy ligados a los ciclos económicos, no siempre es así.
Nuestro trabajo con las empresas que atraviesan problemas parte de nuestra consideración de la empresa como una extensión de la actividad humana, es decir, en la actividad empresarial están involucradas personas, por lo cual debemos analizar los aspectos económicos y financieros desde la perspectiva de darle una visión constructiva y que nuestro asesoramiento no sea agresivo, en la medida de lo posible, aunque sí eficaz, y dirigido a dar continuidad a la empresa.
Nuestro primer paso es un análisis exhaustivo de todos los aspectos importantes de la empresa, estructura de la actividad, actividad comercial, análisis de los balances, análisis de las incidencias, financiación, tanto bancaria como de otros terceros, estructura de balance y de la cuenta de resultados, estructura del personal, estructura de gastos, rendimiento de los recursos propios, rentabilidad empresarial de los inmovilizados, análisis de las existencia, análisis fiscal, conocimiento de la cultura empresarial. Se trata de un trabajo de generación de confianza con nuestro cliente, para poder así, conociéndole mejor a él, aproximarnos a su empresa de una manera paulatina y profunda.
Desde ese momento y hasta la finalización del análisis preliminar, iremos diseñando juntos una estrategia para actuar y superar los problemas que acechan a la compañía. Estamos al lado de nuestros clientes durante todo el proceso que debe llevar a una nueva situación donde las dificultades han sido superadas.
Contamos para ello con un conocimiento profundo de lo que supone una empresa y también de su financiación y el mundo financiero, así como de la organización laboral el momento en el que el empresario y su equipo detectan las primeras dificultades en la compañía, pues eso permitirá que el abanico de posibles soluciones sea más amplio y, sobre todo, más adaptado a las necesidades de continuidad y menos “quirúrgico” y agresivo.
En cualquier caso, nuestra ventaja competitiva, estriba en que tenemos experiencia en cualquier tipo de situación, desde la más grave, que puede llevar a la liquidación ordenada de la empresa o a un procedimiento concursal, donde nuestra experiencia acumulada es de primer orden, hasta una situación que con gravedad, pero con tiempo suficiente, pueda permitir reorientar determinados aspectos de la actividad empresarial y conseguir sacar la “nave de las turbulencias”.